Así no se puede. El Real Madrid, que remó hasta el final, cayó eliminado de la Copa del Rey tras empatar (2-2) ante el Celta en un encuentro en el que los de Zidane, señalado por su falta de cintura táctica según avanzaba el encuentro, tuvieron luces y sombras. Jugando así, con medio equipo desenchufado por las circunstancias que sean (y dejando de lado la plaga de lesiones) es casi un milagro pelear por los títulos. En Vigo, Casilla, Nacho, Ramos, Kovacic y Cristiano se presentaron a jugar el encuentro, al que posteriormente compareció Lucas Vázquez. El resto simplemente estuvieron, pero como si no.
Que la falta de tensión invada a determinados jugadores desde que arranca un partido es ya algo normal en el Madrid, pero que suceda durante 90 minutos de manera continuada, que el entrenador mire para otro lado con algunos de ellos y, peor aún, que sea en una eliminatoria a la que tienes que dar la vuelta tras perder en la ida es, sencillamente, intolerable. El partido que se cascaron Casemiro, Kroos, Asensio, Isco y Benzema fue de juzgado de guardia. El primero tiene excusa, pues Zidane le puso de libre en una defensa de tres y demasiado hizo el brasileño con no ser decisivo (para mal) en las jugadas de los dos goles celtiñas, aunque anduvo espantoso en todas las demás, mal colocado y llegando siempre tarde.
Kroos hizo lo de siempre: empieza fuerte, a los 30 minutos se le pone cara de haberse comido dos salchichas picantes y se diluye del juego hasta pasar inadvertido. Menos mal que Kovacic, impresionante batiendo líneas para superar las marcas individuales de Berizzo, le dio brío al centro del campo blanco, porque Isco (al que ni se le vio salvo en un disparo flojo, flojo, flojo) y Asensio, reconvertido en carrilero izquierdo en otra ración más del menú vigués de Chez Zizou, fueron transparentes. Benzema estuvo de nuevo como un turista por el centro de cualquier ciudad, le faltaba el mapa y una gorrilla tirolesa.
Para colmo, Danilo se marcó un gol en propia meta demostrando que si le sueltan en el Apolo XIII hubiera aterrizado antes en Andrómeda que en la Luna, todo lo que hace le sale mal aunque le ponga empeño. Por ahí se le empezó a ir el partido a un Madrid que dio la cara en todo momento, aunque no por parte de todos. Y así no se puede ir a ningún lado.
Por cierto, que mención aparte merece Cristiano. Desafortunadísimo durante toda la primera parte, incapaz de superar a un corcho por velocidad y a una palmera por desborde, anduvo mucho más metido en la segunda mitad. Golazo de Tomahawk que dio esperanzas de remontada a los blancos, era el 1-1, y pidiendo siempre el balón para echarse el equipo a sus espaldas. Pese a su mal momento, que nadie puede negar, dio la cara por él y por todos sus compañeros, algo de agradecer pese a que eligiera mal cómo resolver casi todas las ocasiones. El gol de Wass casi al final, con el Madrid tiradísimo arriba buscando el segundo, dio la puntilla pese a que Lucas Vázquez hizo soñar con un Sergiorramazo en el 93. No fue así. Con todo el equipo en el área del Celta, Danilo decidió jugar en corto a Benzema, el francés la perdió y casi cuesta el 3-2. Ahí murió el partido, en el área del Madrid: así no se puede.