domingo, 7 de octubre de 2018

CRISIS MADRIDISTA

Tras lo sucedido en los últimos partido, no solo en Vitoria, también habría que analizar los partidos anteriores tanto en la liga como el de champions contra los rusos, me estoy refiriendo al jugado contra el Atlético y principalmente aunque ya quede lejos el disputado en Bilbao, que para mi ha sido y así lo consideré clave desencadenante de toda la tromba que ha llegado a posteriori. Ese partido tenia que haber sido ganado por el Madrid, era una situación fantástica para haber en su momento dado un puñetazo en la mesa, se daban varias circunstancias que ponían una caramelo en la boca del equipo y que este, por desidia dejo marchar, había pinchado el Barcelona y el Atlético, y de haber ganado el Madrid se hubiera colocado líder en solitario y hubiera cogido fuerza y habría sido un gran “chute” de ilusión y entusiasmo para el partido de Sevilla y posteriores, pero se empato contra un mal equipo, (para mi de los peores de la liga) y eso llevo a la desconfianza y titubeos que ahora se esta imponiendo sobre la totalidad de la plantilla. Ahora llega un buen momento para que el equipo remonte y se ponga al día con su estado de animo, por lo menos yo así lo veo, el próximo partido de Champions, es en casa contra los Polacos, después devolvemos visita y a continuación recibiremos a los rusos, tres partidos que habrá que ganar, (no es tan difícil) y siendo así ya tendríamos el pase asegurado a por lo menos octavos lo que haría que al partido en Roma se fuera con mas tranquilidad y optimismo. Volviendo a la “crisis”, yo no estoy tan preocupado pues sinceramente creo que remontaremos, pues como dice Lopetegui como mucho en la reanudación tras el descanso por selecciones, estaremos a tres puntos del liderato. Ademas no es natural que un equipo en una competición como la liga se lleve esta racha que acosa al Madrid, hubo partidos en este trecho de la liga que se debieron gana, mención especial para el del Bernanbeu contra el atlético. Lo que me trae desconcertado, es como en este caso “Florentino” ha manejado fatal la plantilla, pues si como supongo la junta directiva, tenia ya conocimiento (o al menos deberían tenerlo), de que “CR7” se iba, tendrían que haber echado el resto para traer a Mbappe, y no hacerse el remilgado con que era muy caro y haber puesto sobre la mesa cuando estuvo a tiro la “pasta” que hiciera falta, ¿Cuanto vale?, pues aquí están los 250 millones o los que hicieran falta pues al menos yo lo sabia y me imagino que los ingenieros de la directiva madridista mejor que yo, que este “chico” iba a ser y sera el mejor jugador del mundo en muy poco tiempo, y el Madrid hubiera hecho una inversión para 15 o mas años en un jugador que abrirá una época en el fútbol mundial, y como digo de Mbappe, haber traído lo que se necesitaba, pues todos sabíamos que si se iba el portugués estaríamos romos en ataque, no fue así y pensaron que con lo que había, seria suficiente, ¿nadie se dio cuenta en la directiva, cuerpo técnico o a quien concierna que había que renovar jugadores, punto 1.- Bale no ha sido nunca el jugador que parecía cuando se ficho por mas de 100 millones. punto 2.- Benzema venia mostrando que nunca podría alcanzar una cifra golpeadora que pudiera al menos acercarse al 50% de los goles del portugués, en definitiva que se dio prioridad a la remo-delación del Bernabeu sin tener en cuenta que si no hay equipo campeón, de nada sirve un estadio por muy moderno que sea.

martes, 3 de julio de 2018

LECTURA EL DIA DE LA BODA DE CRISTINA

Como muchos de vosotros sabéis, Cristina que por diferencia de edad con sus hermanos era mi niña, nuestra niña, la niña de la casa (ahora ya no) pero esa misma niña, en el día de hoy no solo marca un punto de inflexión en su camino, sino también en el mío. Por circunstancias de la vida, Cristina se ha criado conmigo desde muy pequeña, por lo que nuestra relación de padre e hija se ha desarrollado de una manera más entrañable que la que suele darse en familias más grandes, al menos hasta donde yo tengo constancia. Cris, la realidad es que no tuve que cambiarte los pañales, pero cuando ya pasó esa etapa, todo lo que yo hacía era para los dos, incluso te enseñe a cocinar, te llevaba de la mano al colegio, pasábamos juntos las vacaciones, donde surgiera, Santa Pola, Benidorm, fuimos a La Coruña etc. pero sobre todo la gran parte del verano en Pelayos, donde los dos estábamos juntos y tan a gusto. Recuerdo las veces que te venias conmigo los viernes y te pasabas esas tres o cuatro horas sentada a mi lado en la mesa donde yo compartía con mis amigos, después nos íbamos los dos a cenar y al cine, en definitiva que he intentado compartir contigo gran parte de mi vida y transmitirte todo lo que sé, pero en gran medida, soy quien soy gracias a ti, y dadas las circunstancias, no cambiaría ni un solo segundo de los que he pasado a tu lado por un momento distinto, en otro lugar o con otra persona. Desde hace unos años, y como marca nuestra naturaleza, otro hombre pasó a ser el protagonista de tus días. Otro hombre más guapo, más joven y más inteligente que yo. Estoy seguro de que todo lo que yo no he podido o sabido darte, él sí podrá y sabrá. Por ello, Amador y por el incondicional amor que has manifestado hacia mi hija desde el primer día, te estaré eternamente agradecido. Gracias.

sábado, 23 de junio de 2018

MES DE ABRIL DE 1999

MES DE ABRIL DE 1999 Hacía casi diez años que había fallecido mi esposa Nico, y por expresarlo de alguna manera, ya casi me había hecho con los mandos de la organización y control del hogar y en consecuencia me había constituido en el único timón de la familia, no fue fácil penetrar en este aspecto en la coyuntura creada por la desgraciada contingencia acaecida, sin embargo gracias a la mucha ayuda recibida por parte de todos los que vivían a mi alrededor, familia y amigos, me recuperé dentro de lo que cabe, y lógicamente sin obviar aquel desdichado trance permanecía tranquilo y con ganas de vivir pensando más en mis hijos que en mí. Unos cuatro años antes, había dejado la empresa en donde trabajaba, la compañía aérea debido a unas restructuraciones que tuvieron que hacer por mor de los malos resultados institucionales cosechados durante ese periodo de crisis en las empresas dedicadas a la aviación civil en todo el mundo. Mi compañía en particular, propuso a los empleados que quisieran acogerse a la jubilación anticipada, dar facilidades especialmente a los más antiguos empleados, para que pudieran aceptar las condiciones que presentaron para este fin, y aunque por aquel entonces, yo solo rondaba los 55 años, vi hacer posible lo que desde hacía un poco tiempo atrás recorría por mi mente, que no era otra cosa que jubilarme a los 58 para poder dedicarme absolutamente a mis hijos, más cuanto que mi hija mayor, que había terminado ya sus estudios de turismo y al no tener ya otras obligaciones, podía asumir en mi ausencia el celo de su hermana, cosa que yo no podía cubrir por completo por mis motivos laborales. Mientras, Pili que había terminado sus estudios de turismo, fue admitida como azafata del tren AVE casi recién construido, y esa eventualidad que en parte frustraba la labor compartida que teníamos para la atención a Cristina, fue también el revulsivo y la llave para que me decidiera a solicitar de la empresa que si las condiciones eran propicias estaba dispuesto a aceptar la jubilación anticipada que me proponían, convenio que me satisfacía en dos sentidos, me eximía de la obligación del trabajo y también liberaba a mi hija mayor en gran parte de la atención a su hermana allanando así el camino a Pili para su incorporación a su primer y nuevo empleo. Mi vida particular, seguía su rumbo sin demasiados altibajos, y aunque no era ajeno al detalle de que debería llevar un exhaustivo control de la economía al menos durante 3 años, conservaba mi status económico, sin dificultades monetarias gracias al paro que empecé a cobrar y al fondo dinerario que mantenía en mi cuenta bancaria debido a la indemnización que cobré por la empresa, alrededor de 22.000.000 PTS. (Unos 132.000€). En este sentido, todo parecía marchar tal cual yo lo tenía pronosticado hasta mi jubilación definitiva que estaba prevista para 36 meses después, y aun teniendo en cuenta que debería reservar como unos 9 millones para cubrir el puente sin ingresos entre el cumplimiento del plazo de finalización de la prestación por desempleo que tenía asignada hasta mi jubilación decisiva, en este sentido, ese acoplamiento que de cualquier forma estaba previsto, tampoco me apremiaba en demasía. En septiembre de 1999, mi hija mayor Pilar contrajo matrimonio y un poco antes, llevado por la inquietud que de siempre ha mantenido mi hijo Alfredo, este decidió por su cuenta emanciparse y dejar el hogar familiar por lo que nos quedamos viviendo en la casa, solos mi hija pequeña y yo. Era una situación no difícil de sobrellevar pero si de mayor atención ya que por entonces Cristina contaba solamente con apenas 16 años que cumpliría en octubre y requería de mí el esmero puntual para que según mi criterio, pudiera en esa edad tan precaria consolidarse en un futuro muy cercano, como cualquier joven bien madurado, esa entendí yo que me había quedado como responsabilidad añadida. Mientras tanto, y según se iba prolongando esa situación de dependencia bilateral, entre los dos únicos miembros de la familia que vivíamos en el hogar, íbamos fraguando debido a las circunstancias, un binomio muy identificado, Cristina y yo pasábamos mucho tiempo juntos, todo el que nos permitía nuestras obligaciones personales, que por otro lado no eran muchas, pues yo solo me dedicaba ya a la casa y ella al instituto. Los viernes que yo iba con los amigos a jugar la partida, muchas veces venia conmigo y permanecía sentada a mi lado mirando toda la tarde, para después por la noche irnos a cenar y posteriormente al cine. Los veranos nos íbamos a Benidorm unos días y el resto lo pasábamos en Pelayos. Así transcurría mi vida. UN PERIODO DE INDECISIÓN Y ZOZOBRA Por entonces, mi amigo Luis estaba pasando una ligera crisis económica derivada de sus negocios de restauración. Explotaba un restaurante en la zona de Chamartín, que no rendía como había previsto y tuvo que dejarlo tras una etapa de algo más de 2 años de poca productividad. Un amigo en común, le comunicó, que había posibilidad de coger un gran local en alquiler. En una zona Industrial en San Sebastián de los Reyes, le informó, que era un entorno muy atractivo pues se trataba del cinturón del polígono donde tiene su sede Antena 3 TV y justo al lado también, una importante sede de una significativa empresa constructora con más de 500 empleados y que podría resultarle muy interesante para instalar en esa zona su nuevo Restaurante. Esta confidencia de nuestro mutuo amigo común le resulto a Luis tan sugestiva que apenas tardó en decidirse en llevar a cabo la idea que le habían proporcionado, solo le faltaba el dinero para la financiación pues la salud de su economía estaba en situación inestable debido al gran descalabro que tuvo con el negocio que hubo que dejar unos meses antes. Una mañana del verano del 97, estando yo en Pelayos donde residía durante ese periodo estival, y supongo amparado en la amistad que nos unía, Luis me llamó para plantearme su propósito y el plan que había fraguado para consolidar lo que tenía en mente que no era otra cosa que efectivamente poner en marcha y en el mínimo tiempo posible la idea que le había trasladado nuestro común amigo. Nos reunimos y me planteo la idea de tal manera, que a mí me fuera imposible rechazarla por atractiva. Lo que me transmitió, no solo era la de involucrarme con él en este empeño, aportando una gran parte del capital necesario para poder poner en marcha la idea y que por tanto, también nos convertiríamos en empresarios pactando una sociedad para la explotación conjunta del negocio. Cierto es que esta propuesta me sedujo más que nada porque vi abierta la posibilidad de que fuera mi hijo Alfredo el que tomara por mí las responsabilidades que me correspondieran en este proyecto, abriendo así mismo una vía de trabajo para él, es seguro que de no concurrir esta alternativa, me hubiera negado a la propuesta de mi amigo Luis, ya que mis planes económicos estaban meditados y por supuesto bien trazados como para no tener que depender de una fuente ajena de ingresos, que me asegurase libertad económica para cubrir el puente entre la fecha de mi jubilación anticipada y la fecha de mi jubilación oficial cuando empezaría a cobrar la pensión acumulada durante mi vida laboral, aunque tampoco estoy seguro de que de no darse estas circunstancias, podría haber pensado dejar algo de capital a mi amigo, prácticamente sin exigir ninguna contrapartida por parte de él, simplemente por el hecho de ser amigo mío, y porque mi carácter solidario y tremendamente leal, así me lo exigían. Esa es una de mis características y la mayor parte de veces, la odio. Siempre quiero salvar a los demás. Es decir, cuando veo a alguien perdido por cualquier motivo, intento ayudarle. Alguna que otra vez me he metido en un lio y he acabado yo hecho polvo, pero todavía no he aprendido a solucionarlo y supongo que a mi edad va a ser difícil corregirlo. El caso es, que accedí a su promesa de una sociedad en toda regla, y tal fue la implicación a la que fui sujeto, que Luis me embaucó desde el principio para que compartiese con el cualquier decisión que se requiriese en todo el entramado que conlleva la puesta en marcha del negocio, consultándome, o haciendo que me consultaba, cualquier decisión o trámite que surgiera como la distribución del local y visitas a la administración o abogados para completar documentos y licencias precisas. Fueron 2 meses de continua agitación de visitas a juristas, reuniones con el personal a contratar y contratistas de obras para la aclimatación del local, y aunque cierto es que Luis llevaba toda la iniciativa, también mostraba querer hacerme participe de las decisiones, aunque por lógica, yo siempre delegaba en el la disposición definitiva Al final llegó como no podía ser de otra forma, el día de la inauguración del Restaurante, que finalmente se le puso de nombre Luis II, a pesar de haber tanteado entre ambos el nombre que le daríamos, y nunca este surgió. Sin embargo, sí dos cosas quedaron claras en nuestro acuerdo verbal, ya que no firmamos ningún documento a priori, son: 1.- Yo era parte del negocio como socio, y 2.- mi hijo Alfredo trabajaría en el formando parte de la plantilla y en formación para en un tiempo prudencial, tomar puestos de responsabilidad como representante mío ya que era el socio capitalista. El día de la inauguración, un 23 de octubre de 1998, Luis me confirmo que se abría el Restaurante por fin, y que invitara a mis familiares y amigos para que asistieran conmigo al evento. Fueron mis hijos, hermanos, primos, mi madre y varios amigos que estaban informados de este proyecto. También por parte de Luis, fue amplia profusión de amigos y familiares por lo que nos juntamos allí gran número de personas celebrando el acontecimiento. Excuso de relatar aquí como fue aquel ceremonial, pero sí que fue ampuloso, y con un carácter festivo de protocolo de éxito, recogí las felicitaciones de mis amistades por haber llegado con superación a ese final y me desearon suerte para el progreso del negocio, en el que había invertido un total de aproximadamente unos 20.000.000 de pesetas y puesto muy en riesgo mis planes económicos de futuro. La prestación por desempleo que estaba cobrando se consumió como era previsto durante ese periodo de creación del restaurante, por tanto cuando por fin se consumó la apertura del mismo, yo ya no disponía casi de fondos para sobrevivir, y solo esperaba que el negocio me diera esos medios que necesitaba, así se lo expuse a Luis cuando nos reunimos finalmente para legalizar la evolución de asociación que sin control previo, habíamos acordado verbalmente, basado yo exclusivamente en la confianza que tenía con Luis y como me lo había planteado en la primera idea que me traspasó para ese fin. Andaba yo un poco suspicaz debido a las turbias maniobras que había observado por parte de Luis durante los primeros días tras la apertura, y no tener ningún documento legal que amparara todo lo que verbalmente se suscribió entre él y yo en nuestras previas reuniones para la aportación que yo debería hacer, también me alerto mi hijo que desde dentro de la empresa, pues comenzó a trabajar así mismo en el restaurante, de que aclarara con Luis cuanto antes, como iba a quedar la asociación ya que mi hijo Alfredo había observado comentarios maliciosos por parte de Alfonso hijo de Luis, que también se incorporó a trabajar en el restaurante, cuestión que no habíamos hablado ni por supuesto previsto previamente y de la que por lo tanto yo no tenía referencias. Me reuní con Luis para ponerle al tanto de mi situación y que entendiera que necesitaba ya, una vez funcionando el Restaurante y a un buen nivel desde el comienzo, que era preciso que yo recabara dinero, para ir solucionando el día a día pues había aportado ya todo mi capital, y también había terminado con la paga de compensación por desempleo. Como una semana después, nos reunimos para aclarar definitivamente en las condiciones que quedaba la asociación, me presentó un contrato que había sido redactado por un abogado para que lo firmara y quedara claro cuál era mi situación. Repasé atentamente el referido documento y también por mi cuenta consulte con un letrado para que me aclarara cual era y como quedaba realmente mi situación en la presunta sociedad respecto a la vista del documento que le presenté. El informe del letrado a la perspectiva del documento, me dejo tan atónito que no podía creerlo por ignominioso, mas también es cierto que sólo me culpé yo mismo por haber accedido a esa trama solamente cogiendo como escudo mi buena fe y creyendo en la reciprocidad. El documento en cuestión señalaba algo así como que el valor total del negocio superaba los 150.000.000 millones de pesetas, ya que la firma acreditada como Restaurante Luis con el anagrama de la gamba, suponía un valor añadido de 100.000.000 millones de pesetas, por lo que a los aproximadamente 20.000.000 que yo había invertido, suponía solo un 13% de la empresa que era la cantidad que figuraba en el contrato. En el documento también figuraba él, como único gerente y administrador general, igualmente la formalidad se redactó como una participación temporal, tenía una duración de 5 años, tras los cuales Luis se comprometía a restituirme el dinero que yo pudiera tener invertido ahí y quedaría con este compromiso la sociedad disuelta. La conversación durante ese acto entre Luis y yo se tornó tensa, al mostrarme yo contrariado por el perjuicio del que había sido objeto, más tras un tira y afloja al no quedar yo conforme, finalmente accedió a pasar del 13 al 16% y que cada mes, me pasaría un estadillo de los resultados financieros para que yo pudiera seguir la evolución del negocio. Asimismo pactamos a petición mía, en que me pasaría todos los meses 200.000 pesetas a cuenta, para que yo pudiera manejarme económicamente. Con estas premisas yo firmé mi conformidad lógicamente habiéndome sentido engañado, pero queriendo dejar zanjado de una vez por todas, este embrollo en el que lamentaba muchísimo haberme metido y queriendo abrir una nueva etapa de mi vida que se turbaba en lo económico si no era capaz de aguantar dos años hasta la concreción de mi jubilación definitiva. El primer mes que se me facilito el estadillo referido que emitía la gestoría que atiende los negocios de Luis desde siempre, observé mediante el estudio exhaustivo que apliqué sobre el documento, que el capital que yo presumía tener invertido en ese negocio, había disminuido en una cantidad respetable así como 280.000 pts. Al interesarme por la causa de semejante depredación, Luis me informo con mucho ceremonial, que en los primeros meses en los negocios, hasta que empiezan a andar no dan beneficios sino perdidas, que es lo que pasa en este caso, y que por tanto estas, “las perdidas”, hay que implicarlas en los análisis del informe de resultados, estos quebrantos habían deparado una sustracción en mi cuenta de 80.000 pesetas más también había que restar las 200.000 que me había aportado debido al convenio que habíamos estipulado. Esta situación de presentación de las cuentas mensuales con la sustancial rebaja del capital invertido por mí, se repetía mes a mes creándome con el paso del tiempo, una gran inseguridad en lo referente a mi futuro económico tal como yo lo había previsto. Muy frustrado lógicamente por la evolución que había tomado el fondo de esta cuestión, y por comprender no tener ya más remedio que aceptarlo, pues lo basaba en mí buena fe y había dejado maniobrar a Luis que se había ya provisto de los instrumentales necesarios para llevar a buen término, lo que yo considero sin duda fue su trama inicial, pensé seriamente salir de esa especie huracán que me envolvía y me empobrecía mes a mes durante casi un año. Yo con el capital que había invertido iba sufragando las pérdidas que según Luis, iba generando el negocio, que se iban descontando junto con la prestación señalada que tenía asignada, y que veía con desolación en el estadillo que él me facilitaba. En un momento determinado, Luis se atrevió incluso a despedir a Alfredo. Las razones de este innoble hecho, y aunque tras pedirle explicaciones a Luis, este permaneció firme en su decisión, eran para mí que Alfredo resultaba incomodo tenerle dentro, ya que me revelaba directamente ciertos amaños que se permitían entre Alfonso (hijo de Luis) y su padre, a lo que Alfredo no se mostraba de acuerdo y posteriormente me comunicaba, advirtiéndome que estuviera alerta pues algo se tramaba y no era precisamente en mi beneficio. Yo había echado ya mis cuentas, solo me quedaba un año para empezar a cobrar la pensión de jubilación y entendía que ese espacio, podría cubrirlo con el dinero que aún me restara del capital invertido. En 1999 precisamente el día que cumplía 59 años y tras diez meses de la solemne inauguración del Restaurante, advertí a Luis que quería dejarlo, que me devolviera el dinero que pudiera tener aún en la cuenta y que firmáramos un documento que anulara todo lo anteriormente pactado bien verbalmente o por escrito. Tras la consulta supongo que Luis hizo con su administrador, me informó que en una semana me devolvería el dinero y tendría los documentos que le habían preparado para la firma como habíamos convenido, poco después nos reunimos, trajo consigo un informe preparado por la gestoría que le administraba referente al rendimiento del restaurante desde el primer periodo. Rehusé el análisis del estadillo haciendo caso omiso al mismo al comprender que tendría que darlo por bueno y también suponer que estaría elaborado y ajustado a sus intereses, ante esta reticente actitud mía, él somera y verbalmente me orientó acerca de las conclusiones de lo englobado en mencionado “memorial” que tan solo registraba cifras negativas. Recibí como devolución y ajuste final del convenio 13.000.000 de pesetas. Haciendo la cuenta, advertí que había perdido durante los 10 meses que duró la aventura, 5.000.000 ya que 2.000.000 fue la cantidad que había recibido como anticipo derivado de las prestaciones de 200.000 pesetas que me hacía mensualmente. RECUPERANDOME DEL NAUFRAGIO PARA VOLVER A EMPEZAR Estaba ya en el segundo trimestre del 99 y aunque condicionado por los deslices ya pasados y las zancadillas soportadas veía aun el horizonte a un año visto con cierta confianza, pues en realidad y a pesar de haber padecido una merma considerable en mi capital, resolví volver a hacer nuevos planes acorde con la nueva situación creada. Para esta nueva coyuntura, tomé en cuenta dos consideraciones. Primero: si tendría fondos suficientes con lo que me quedaba de capital, para subsistir cubriendo el plazo de tiempo que me quedaba para poder cobrar definitivamente la pensión. Segunda: si la pensión que me tendría que ser asignada, la cual yo todavía no había calculado pues debería tener en cuenta la reducción a la que sería sometida la paga que me correspondiera toda vez que por ley, me seria reducida en un 6% por año si me amparaba al convenio de jubilarme antes de los 65, en mi caso debería computar una reducción sobre la paga integra de 30%, ya que había decidido jubilarme oficialmente a los 60 años. Acerca de la primera consideración entendí que 13.000.000 de pesetas era un bagaje sustantivo para abordar el tiempo previsto calculado en un año, lo cual me dio una cierta tranquilidad en lo que ha financieramente se reseña. Y en lo que se refiere a la segunda consideración, ya he comentado que no tenía por las circunstancias descritas, idea de cuál sería finalmente la cuantía de la pensión que se me asignaría teniendo en cuenta las vicisitudes relatadas con anterioridad de anticipar mi jubilación 5 años. El siguiente paso a seguir, fue interesarme intensamente en arreglar los papeles y documentos necesarios que me requirieron de la administración, cuestión que no resultaba fácil, ya que debería justificar todos mis años cotizados desde que empecé a trabajar a los 14. Teniendo en cuenta que yo solo había trabajado en la Swissair durante los últimos 30 años, y debería de justificar al menos 35 para optar a la totalidad de lo que me correspondiese por ley, ya que habría contar de antemano con una reducción del 30% por las circunstancias anteriormente expuestas. Bajo esta premisa, no tenía más remedio que fajarme con tesón en el empeño, de demostrar a través de los archivos de la Seguridad Social, que había cotizado supongo otros 5 años al menos trabajando en el Hotel Plaza, donde estuve un total de 8, pero yo no estaba seguro si aparecería como cotizante durante ese periodo, pues dudaba debido a las condiciones laborales que se manejaban en aquellos tiempos de pre-democracia. Muchos fueron las visitas a las distintas oficinas de la Seguridad Social y también al departamento correspondiente del Hotel para al final poder conseguir mi justificación de 35 años de vida laboral, pero finalmente pude presentar en la administración, mis papeles necesarios en regla para que al final me asignaran una pensión de 850 € por 14 pagas anuales. Con esa cantidad, tuve que empezar de cero en el año 2000, a mí me pareció bien, y bien hubiera estado si hubiese sido capaz de haber podido reservar una cierta cantidad del dinero que recibí cuando quede liberado del negocio ya relatado, pero esa es otra cuestión a la que no me quiero referir en esta historia.